"¡No quiero!" y “¡No lo haré!”: estas son las frases que los padres escuchan con más frecuencia de sus hijos cuando les piden que los ayuden en la casa o recojan juguetes.
En realidad, existen muchas razones para este comportamiento. Los niños pueden aburrirse, tener dificultades para seguir instrucciones o incluso asustarse y, al igual que los adultos, pueden ser perezosos.
Para superar las manifestaciones de pereza en un niño, los padres pueden seguir los siguientes pasos.
Ayudar a mamá, limpiar juguetes y otras responsabilidades debe convertirse en una rutina para el niño, no en un castigo.
De lo contrario, la “generación más joven” asociará fuertemente las tareas del hogar con melancolía e irritación.
Si un niño está cansado, el mal humor se convierte en su compañero constante.
Probablemente, cada uno de nosotros se ha encontrado con una situación en la que después de un largo día de trabajo no queda mucha energía y definitivamente no quiere gastarla en tareas domésticas.
Para que su hijo sienta que su participación y ayuda son importantes para usted, déle pequeñas tareas con más frecuencia.
Por ejemplo, cuando vaya a la tienda, pídale que elija tomates para la ensalada y jugo para tomar de camino a casa.