Uno de los principales consejos que se puede dar a los padres de niños de todas las edades es este: dirígete regularmente palabras amables a tus hijos e hijas, no escatimes en elogios y admíralos sinceramente.
Puede elogiar al niño por su buena forma física, su hermoso rostro y sonrisa, su gracia y destreza, etc.
Gracias a los elogios, los niños desarrollan una fuerte creencia interior de que no hay nada malo en su cuerpo ni en su apariencia.
Con el tiempo, el niño probablemente tendrá que enfrentarse a compañeros cuya agresividad aumenta y cuya autoestima, por el contrario, disminuye.
Es casi seguro que esos “amigos” intentarán humillarlo para aumentar así su propia autoridad.
Si un niño no tiene límites personales, se toma las críticas como algo personal, lo que finalmente se convierte en inseguridad y complejos. Incluso si los padres intentan convencer a su hijo o hija de que esto no es así, simplemente no les creerán.
Y viceversa: si durante toda la infancia al hombrecito se le dijeron palabras de apoyo y aprobación, las acusaciones infundadas sólo le harán sonreír y no podrán perturbar su sensación de seguridad.