A veces los adultos no se dan cuenta de que ellos mismos etiquetan a sus hijos, porque a veces una frase lanzada accidentalmente es suficiente para ello.
Una expresión que a un padre le parece trivial puede llevar a que el niño desarrolle una actitud equivocada ante la vida.
Te explicamos qué tiene de malo la expresión “Los hombres no lloran”, que a muchos nos resulta familiar.
Los intentos de criar a un hombre brutal a veces nos hacen olvidar que si las personas (de cualquier género) pueden llorar, entonces es inherente a la naturaleza.
El bioquímico William Fry calculó que, en promedio, las mujeres derraman lágrimas 3,5 veces al mes, mientras que los hombres lloran unas 1,9 veces. Sí, este número es menor en comparación con el sexo justo, pero, sin embargo, demuestra que los hombres también lloran.
Las lágrimas son una respuesta natural al estrés y una forma de reducirlo.
En situaciones peligrosas, el cuerpo produce cortisol, la hormona del estrés. Sin embargo, su exceso puede resultar perjudicial, por lo que el cortisol se elimina a través de las lágrimas.
No debes impedir que tu hijo llore hasta que aprenda a afrontar el estrés.
Al llamarlo llorón y compararlo con niñas, lo humillas y estigmatizas su expresión de emociones.
Es mejor enseñarle al niño a resolver problemas; esto será mucho más útil que el ridículo.