Los niños que se portan perfectamente no existen.
Cualquier niño, incluso el más obediente y tranquilo, tarde o temprano hará algo mal.
¿Cómo señalar correctamente un error a un niño y pedirle que realice una acción importante o, por el contrario, que se detenga?
Muchas madres y padres utilizan las siguientes frases: “¡Fuera de ahí!”, “¡Vamos, basta!”, “¡Corrige inmediatamente tus malas notas!”, “¡Date prisa a hacer los deberes!”, “¡No lo hiciste!” ¡Limpia bien tu habitación!
Todos estos comentarios son malos: rara vez ayudan a corregir el comportamiento del niño.
Los padres deben expresar su descontento de otra manera.
¿El bebé hizo algo mal? ¡No critiques a tu hijo directamente y no uses verbos imperativos!
Es mejor expresar tus propios sentimientos utilizando el pronombre "yo".
Por ejemplo, en lugar de la frase “¡Levántate rápido! ¡Llegarás tarde a la escuela!" hay que decir: “Estoy preocupado por ti, porque queda muy poco tiempo antes del inicio de clases”.
En lugar de "¡Eres un mal estudiante!" Es mejor decir lo siguiente: "Me preocupa la gran cantidad de dos en tu diario".
¿Qué tiene de bueno este enfoque? En primer lugar, formalmente la madre o el padre no critican al niño, limitándose a expresar sus propios sentimientos: la presión psicológica es mínima.
En segundo lugar, un niño que comprende los sentimientos de sus padres se vuelve más obediente.