Lamentablemente, no todos los padres se comunican correctamente con sus hijos.
Algunas madres y padres pronuncian frases que vuelven al bebé complejo, indeciso y miedoso.
¡No hagas daño a tu propio hijo! Nunca le digas lo siguiente a tu hijo o hija.
Sí, a veces los niños hacen mucho ruido. En tales situaciones, los padres están dispuestos a gritarles.
Pero es necesario comprender que las exigencias de "cerrar la boca", "calmarse urgentemente" y "dejar de llorar" rara vez funcionan.
A veces se consigue el efecto contrario: el niño empieza a gritar o llorar aún más.
Es mejor hablarle tranquilamente al bebé, abrazarlo e intentar distraerlo con algo. En estos casos, habrá mayores posibilidades de que el niño se calme.
Sí, fuiste tú quien compró aparatos y juguetes para tu hijo. Fuiste tú quien decoró la habitación de los niños e instaló los muebles.
Pero no le diga a su hijo que no tiene propiedades.
Decir esta frase corre el riesgo de que el niño ya no se sienta seguro: comenzará a sentir que le pueden quitar algo en cualquier momento.
¿Su hijo ha asumido algún trabajo pero no puede lograr el resultado ideal?
¡Bajo ninguna circunstancia detengas a tu hijo y haz el trabajo por él! De lo contrario, el niño decidirá que es incompetente.
Es mejor darle pistas a su hijo. Pero debe actuar él mismo: que adquiera habilidades.
Cualquier bebé se sentirá infeliz si comprende que mamá y papá no creen en él.
¿No quiere que su hijo se sienta complejo? ¡Entonces bajo ninguna circunstancia menciones las deficiencias de su apariencia!
No llames gordo, feo, orejudo, etc. a tu bebé.