A diferencia de los adultos, los bebés menores de un año tienen estrictamente prohibido consumir miel.
La principal razón por la que está prohibido el consumo de miel por parte de niños pequeños es la bacteria Clostridium botulinum contenida en este producto.
Son capaces de producir una toxina en el colon del bebé.
Dado que el sistema digestivo del bebé recién se está desarrollando durante el primer año de vida, es inmaduro y no puede hacer frente a estas bacterias.
Como resultado, su bebé puede desarrollar “botulismo infantil”, que se caracteriza por estreñimiento, mala alimentación, letargo y disminución del tono muscular.
Una vez en el torrente sanguíneo, la toxina altera los procesos de transmisión neuromuscular y los músculos del niño responsables de tragar y respirar fallan. El resultado suele ser la muerte.
La buena noticia es que el botulismo infantil es poco común y el botulismo inducido por la miel es aún más raro.
Cada año se registran en el mundo unos 5.000 casos y, según los expertos, sólo el 15% de ellos están asociados al consumo de miel.
Para mantener seguro a su hijo, no le dé miel y revise también las etiquetas de los alimentos.
Anteriormente, mencionamos los errores que cometen los padres al enseñar a contar a sus hijos.