Muchos niños a cierta edad (generalmente entre 3 y 5 años) se convierten en "niños por qué".
Constantemente le hacen preguntas a mamá o papá relacionadas con diversas áreas de la vida.
Y eso no tiene nada de malo. Más bien, al contrario: deberíamos alegrarnos de que el bebé se esfuerce por estudiar el mundo que lo rodea y adquirir nuevos conocimientos.
Pero a veces los padres se cansan de las numerosas preguntas de los niños.
En esos momentos, el niño quiere decir: "¿Quizás sea suficiente?"
Pero no vale la pena dar ese paso. Además, hay un truco psicológico interesante que ayudará a mamá y papá a relajarse y al bebé a comprender el tema que le interesa.
¿Su hijo se le ha acercado una vez más con una pregunta?
¡Bajo ninguna circunstancia le pidas a tu hijo que te deje atrás! Pero no se apresure a responder si está cansado.
Es mejor hacer una contrapregunta: "¿Qué piensas?"
En la gran mayoría de los casos, los niños empiezan a razonar de forma independiente. Y entonces los padres sólo pueden estar de acuerdo o en desacuerdo con determinadas tesis.
Y a menudo ni siquiera es necesario corregir a los niños: su razonamiento suele ser bastante correcto.
Anteriormente, a los padres se les decía si era posible llegar a un acuerdo con su hijo sin caprichos.