Los padres no se limitan a preguntar: "¿Cómo va la escuela?" cuando sus hijos llegan a casa. No se trata sólo del derecho a saber, sino también de la capacidad de anticipar los problemas.
Los problemas pueden ser diferentes: desde un bajo rendimiento académico hasta relaciones difíciles con compañeros o profesores.
Si de repente los padres sospechan algo malo, pero en respuesta escuchan "bien", entonces pueden hacer trampa.
En tales casos, los expertos aconsejan dejar de hacer una pregunta típica y utilizar un truco.
Primero, puedes preguntar directamente qué pasó bien o mal en la escuela hoy.
En segundo lugar, se puede preguntar de quién es amigo el niño, de quién quiere entablar amistad y de quién, por el contrario, evita el contacto.
En tercer lugar, puede preguntar quién ayudó al niño a realizar la tarea, sugirió o quién lo impulsó.
En cuarto lugar, pregúntele qué nuevo aprendió hoy en clase y si se aburre en clase en la escuela.
En quinto lugar, pregúntale a tu hijo si quiere ser profesor y, por ejemplo, trabajar en la escuela donde estudia.
Estas preguntas simples y abiertas ayudarán a los padres a extraer mucha información útil de un estudiante intratable y a tomar una decisión importante a tiempo.
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