Aprender idiomas extranjeros siendo niño es sumamente beneficioso.
ADVICE.NEWS contó con qué está relacionado esto.
El caso es que aprender un idioma extranjero entrena el cerebro.
Gracias al aprendizaje, se forman nuevas conexiones neuronales en el cerebro, mejoran la memoria, la concentración y la velocidad de reacción del niño.
Por tanto, enseñar a un niño una segunda lengua ayuda a desarrollar la inteligencia, la capacidad de recordar y analizar nueva información.
Con el aprendizaje temprano, puede ayudar fácilmente a su hijo a desarrollar una base lingüística en un idioma extranjero.
Aprender un nuevo idioma de forma lúdica desarrolla las habilidades de pensamiento y comunicación del niño.
Además, el conocimiento de una lengua extranjera siempre significa buenas perspectivas de estudio o trabajo.
Los estudios han demostrado que los escolares que estudian lenguas extranjeras son más sociables y se adaptan más fácilmente a un entorno desconocido.
El período más favorable para empezar a aprender un idioma es la edad preescolar.
En la primera infancia, es mucho más fácil para un niño empezar a aprender otro idioma.
Los niños recuerdan palabras rápidamente y aprenden la pronunciación.
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