Muchos padres no dudan en elogiar a sus hijos.
Celebran cualquier logro del niño, incluso el más insignificante.
A veces se trata de exagerar las capacidades del bebé. Mamá y papá pueden llamar al niño "el mejor", aunque haya realizado las acciones más simples.
Los elogios constantes y no siempre merecidos dirigidos a un niño son muy peligrosos.
¿Demuestras admiración por absolutamente cualquier acción de tu hijo o hija?
¿Le recompensa a su hijo por completar procedimientos simples (lavar los platos, limpiar la habitación, completar la tarea)?
¿Llamas “obra maestra” a algún dibujo creado por tu hijo?
Entonces prepárese para que el bebé se convierta en dueño de una autoestima excesivamente alta.
Esto corre el riesgo de que el niño se vuelva seguro de sí mismo, arrogante y descortés.
Pero ésta no es la consecuencia más peligrosa de los elogios excesivos. A un niño constantemente admirado por sus padres le resultará difícil acostumbrarse a la vida real.
El bebé siempre esperará una reacción positiva de quienes lo rodean. Pero en realidad, la admiración y los elogios serán algo raro. Y esto hará que el niño se enoje mucho.