Cuando los padres descubren que su hijo miente, se enfrentan a la pregunta "¿cómo reaccionar ante esto?"
Para encontrar la respuesta, es necesario comprender sus razones. Veamos los motivos más comunes.
Si los familiares se permiten tumbarse frente a un niño, no es de extrañar que éste pueda adoptar este rasgo. Por eso, cualquier psicólogo te aconsejará que cumplas las promesas que hagas, incluso si el niño es muy pequeño.
Ya a esta edad, el niño desarrolla el programa “puedes mentir para lograr tu objetivo”. Sucede que los propios padres sugieren que su hijo mienta. Esto crea una contradicción en la mente del niño: por un lado, mentir es malo, por otro lado, en algunas situaciones está permitido.
Si a un niño le falta atención, busca cualquier forma de conseguirla. El niño usa su imaginación e inventa historias emocionantes para lograr el reconocimiento de sus compañeros.
Si los padres establecen criterios estrictos de “calidad”, entonces el niño desarrolla miedo a la insuficiencia.
Si algún evento contradice la imagen de una buena persona, entonces puedes guardar silencio al respecto o embellecerlo. El niño simplemente tiene miedo de decepcionar a sus padres y aparecer mal ante sus ojos.
La razón más común para mentir es el miedo al castigo. Esto podría ser humillación moral, reproche, privación o incluso violencia física. El mentiroso comprende lo que le espera por su ofensa y trata de evitarlo.
La reacción de los padres, a su vez, también puede afectar el comportamiento futuro del niño. Para evitar recaídas, cumpla con las siguientes reglas.
Recuerde, para que un niño le diga la verdad en cualquier situación, debe tener confianza en usted. Sólo una relación de confianza te permitirá evitar las mentiras.