A los niños no les gusta que les nieguen algo.
Un ejemplo clásico es la renuencia de mamá y papá a comprar otro juguete para su hijo o hija.
En una situación como ésta, muchos niños no querrán darse por vencidos. Crearán una fuerte histeria al darse cuenta de que las lágrimas de los niños pueden obligar a los padres a hacer una concesión.
Sin embargo, la madre y el padre deberán esperar un tiempo antes de tomar una decisión para cumplir con la solicitud. En primer lugar, los padres deben presentarle al bebé un requisito importante.
A un niño que ha comenzado a ser caprichoso por negarse a cumplir con uno u otro de sus pedidos, es necesario decirle lo siguiente: “Te escucharemos sólo cuando te calmes”.
Pídale a su bebé que hable con voz normal. Hágale saber a su hijo que ignorarán su petición si continúa llorando o gritando.
Si el niño hace lo que se le pide, entonces los padres deberían hacer una concesión.
“¿De qué sirve un truco educativo si el niño no es rechazado?” - probablemente muchos preguntarán.
La respuesta es simple: el objetivo principal es enseñar al niño a comunicarse sin lágrimas ni histeria. El niño debe comprender que ese "chantaje" es inaceptable.
La próxima vez, se puede rechazar al niño, porque es poco probable que llore al darse cuenta de la falta de sentido de esta acción.