Estudiar es, por supuesto, un proceso importante para un niño.
Y sería bueno que el estudiante lograra convertirse en un excelente estudiante. Esto ciertamente indica que no tiene problemas para dominar el material, así como para adquirir nuevos conocimientos y habilidades.
¿Pero es necesario obligar a un niño a sacar sólo buenas notas a cualquier precio?
Por supuesto que no. En primer lugar, en este caso los padres ejercen una fuerte presión psicológica sobre su hijo o hija.
En segundo lugar, un estudiante debe desarrollarse no sólo intelectualmente. Por tanto, no puedes centrarte únicamente en estudiar.
El estudio es una dirección importante, pero no la única, en el desarrollo de un niño. El niño también debe desarrollarse física y socialmente.
Si se concentra solo en el primer punto, olvidándose del segundo y tercero, es poco probable que el niño logre el éxito en la vida.
Es bueno que un estudiante obtenga sólo las calificaciones más altas. Pero es malo si ese resultado se logra negándose a comunicarse plenamente con sus compañeros.
La vida es muy difícil para los niños para quienes no existe nada más que el estudio.
No sólo es necesario dominar las matemáticas y la física, sino también poder hacer amigos y realizar al menos las tareas domésticas más sencillas.
Un buen estudiante sociable y físicamente activo tiene más posibilidades de autorrealización que un excelente estudiante reservado, silencioso e inseguro.
Sin embargo, si un niño logra estudiar perfectamente sin comprometer su desarrollo físico y social, entonces no es necesario cambiar la situación. Lo principal es no obligar al alumno a ser un excelente alumno.