Si un niño tiene autoestima y una buena dosis de egoísmo, entonces no tiene nada de malo.
Pero el narcisismo clásico ya puede convertirse en un problema y complicar significativamente la vida.
Por lo tanto, es importante que los adultos presten atención oportuna al comportamiento de los niños, ya que a una edad temprana todavía existe la oportunidad de corregir algunas características de la personalidad.
Los niños narcisistas reaccionan muy violentamente ante los fracasos, por lo que los segundos puestos en los Juegos Olímpicos no los hacen felices, sino que los enojan. En lugar de trabajar más duro, se vuelven extremadamente destructivos.
Si un niño ni siquiera logra entrar en la categoría de los mejores niños, simplemente abandonará la lección. Esta es una posición muy débil, ya que siempre puede haber un competidor que sea superior a nosotros en algún aspecto.
Los niños narcisistas reclaman exclusivamente el papel de líder: les gusta una mayor atención por parte de otros niños y del personal docente.
Para mantener el interés de los demás, están dispuestos a hacer todo lo posible. Según los expertos , este tampoco es el punto más fuerte del niño.
Un niño narcisista no sabe alegrarse de los éxitos de los demás: los llevan a un estado de histeria y desesperación. Este tipo de comportamiento no les sienta nada bien a los niños.
En lugar de alegrarse por sus camaradas, comienza a lamentarse y a no demostrar sus mejores cualidades.
Es extremadamente importante que los narcisistas comprendan que otras personas siguen su trabajo, lo admiran y están dispuestas a celebrar sus esfuerzos. Si no hay espectadores, entonces es extremadamente difícil para un niño obligarse a hacer algo a un nivel decente.