Muchos padres tienen la peligrosa costumbre de comparar a su bebé con su otro hijo.
Algunas madres y padres creen que si ponen a su hijo o hija como ejemplo de su hermano o hermana, esto ayudará.
De hecho, tales comparaciones tienen un impacto negativo en el niño.
Las consecuencias podrían ser nefastas. En primer lugar, estamos hablando de problemas en la relación entre hermanos/hermanas.
“Aún no has hecho los deberes, pero tu hermano aprendió todo hace mucho tiempo” o “No lavaste bien los platos, pero tu hermana lo hizo mucho mejor”…
Es mejor no decir esas frases. No olvides que tus hijos son diferentes. Se diferencian en edad y carácter. Tienen diferentes intereses y diferentes enfoques del aprendizaje.
Por supuesto, a veces vale la pena regañar a un niño por malas notas o por tareas sin terminar. Pero la afirmación debe basarse precisamente en este problema. No vale la pena citar como ejemplo a un hermano, hermana o cualquier otro niño.
El hecho es que es poco probable que el bebé preste atención al "estándar". El resultado será diferente: la comparación tendrá un efecto negativo en la autoestima del niño. Un niño o una niña puede llegar a la conclusión de que es peor que su hermano o hermana en todo.
También es posible que el niño decida que sus padres aman más a su hermano/hermana.
Por tanto, no compares a tus hijos: esto tendrá un efecto negativo en sus relaciones. Una vez maduros, es poco probable que los "rivales" se apoyen mutuamente.