La decisión de tener un perro es una decisión muy responsable, y esta responsabilidad sólo aumenta si hay un niño pequeño en la familia.
En primer lugar, conviene recordarle las dificultades que le pueden aguardar.
Por supuesto, tendrá que cambiar su estilo de vida habitual, porque ahora necesita reservar tiempo para cuidar y criar al animal, así como salir a caminar con él al menos dos veces al día.
Además, debes estar preparado para el caos en la casa y los gastos económicos. Y recuerda: diga lo que diga tu hijo o hija, las principales responsabilidades en el cuidado del nuevo miembro de la familia recaerán en los adultos.
Sin embargo, como usted mismo puede notar, casi todas las dificultades son temporales; más adelante, cuando el perro crezca, se adapte y recuerde las reglas de la casa, podrá convertirse en un compañero confiable para su hijo. Además, tener un perro en casa tiene muchas más ventajas.
Entonces, gracias a una mascota, su hijo desarrollará un sentido de responsabilidad, cuidado, capacidad de empatizar y otras cualidades personales importantes.
Por cierto, se ha descubierto que los niños que entran en contacto con animales desde la infancia son menos susceptibles a sufrir alergias, asma y resfriados.
Además, los niños que crecieron con un amigo de cuatro patas tienen menos probabilidades de sentirse solos e infelices.
Finalmente, no será tan aterrador que un niño mayor se quede solo en casa o lo envíen a la tienda más cercana. Y en el patio de recreo, incluso un perro pequeño puede ahuyentar a los malvados y llamar la atención.