Si un perro voltea un plato de comida, lo más probable es que el dueño del animal llegue a la siguiente conclusión: “La mascota es caprichosa. Esta comida no le sienta bien. Quiere algo más sabroso. O podría ser que el perro simplemente esté siendo travieso”.
Pero no hay necesidad de apresurarse a acusar al perro de ser "arrogante", "mimado" y "mal comportamiento".
Lo más probable es que la mascota no sea traviesa en absoluto y no esté tratando de enojar al dueño.
La verdadera razón del extraño comportamiento del amigo de cuatro patas se puede explicar de otra manera.
Hay varias opciones que vale la pena considerar.
Quizás el perro no esté cansado de la comida en sí, sino del recipiente en el que el dueño la puso.
Es posible que el cuenco resultara demasiado "deslizante" para el animal.
O puede ser que el animal se asuste por los sonidos que aparecen al comer comida de un recipiente metálico.
En tal situación, es más fácil para el perro darle la vuelta al cuenco y empezar a comer directamente del suelo.
Es necesario reemplazar el contenedor. Quizás después de esto el problema ya no sea relevante.
Si rara vez se mira al perro, si no se juega con él con mucha frecuencia, entonces la mascota puede comenzar a intentar llamar la atención sobre sí misma.
Darle la vuelta al bol es una forma de lograr rápidamente el resultado deseado.
El problema se puede solucionar de forma sencilla: el propietario debe interactuar más a menudo con su amigo de cuatro patas.
Puede ser que al perro le guste mucho la comida.
Sin embargo, el perro no expresa correctamente las emociones positivas.