Todos, o la mayoría de las personas, recuerdan esta historia sobre la sonrisa del gato de Cheshire. Lamentablemente esto no tiene nada que ver con la vida real.
No en vano, felinólogos, adiestradores de perros y otros expertos en animales domésticos están pidiendo a la gente que deje de humanizar los hábitos de sus mascotas.
Pero la cuestión de la sonrisa de un gato todavía continúa ocupando las mentes de los científicos y la gente común.
La sugerencia surgió después de que la gente comenzó a notar que el animal entrecerraba los ojos, lo que iba acompañado de un maravilloso y lento movimiento de los párpados.
Así nació la versión de que si un gato parpadea lentamente, está de buen humor.
A continuación se realizó un experimento interesante.
En respuesta, los científicos parpadearon lentamente mientras miraban al gato. Por extraño que parezca, el gato correspondió.
Los investigadores sugirieron que en esos momentos el animal está completamente tranquilo y cercano al sentimiento humano de felicidad.
Los científicos también afirman con seguridad que los gatos son buenos para percibir el estado de ánimo de una persona e incluso reaccionan a las sonrisas de sus dueños.
Pero en cuanto a la capacidad de sonreír, es más bien una demostración del buen humor del animal.
En cambio, la mascota puede “dar cabezazos” al dueño, amasar con sus patas, traer juguetes, lamer el pelo o las manos y, por supuesto, ronronear.