Los problemas en las articulaciones son un problema común entre los perros, especialmente a medida que envejecen.
Hay buenas noticias: cuanto antes reconozcas la enfermedad, mayores serán tus posibilidades de mejorar la calidad de vida de tu perro.
Esté atento a las siguientes señales.
Un dueño cariñoso debe estar atento a los cambios en los movimientos del perro: cojera, cojera, dificultad para subir escaleras o saltar en el sofá, así como “saltos de liebre”, cuando el animal mueve ambas patas traseras al mismo tiempo. También suena una alarma cuando el perro se resiste a levantarse después de descansar.
Si su perro solía ser activo pero recientemente se ha vuelto menos activo, esto también puede indicar problemas en las articulaciones.
Una disminución de la actividad se indica por una pérdida de interés en los juegos y paseos, fatiga rápida durante la actividad física y preferencia por el descanso pasivo (el perro pasa más tiempo acostado o sentado).
Eso sí, no hay que hacer la vista gorda ante el hecho de que el perro gime o refunfuñe mientras se mueve o cuando tocas determinadas partes de su cuerpo. A veces, el perro incluso se vuelve agresivo cuando alguien intenta tocar un punto dolorido y, a veces, las mascotas lamen o incluso muerden sus articulaciones.