Probablemente hayas notado un patrón común: los perros intentan establecer instantáneamente relaciones amistosas con algunas personas, mientras que a otras les ladran sin motivo aparente.
Sin embargo, los perros tienen motivos para formarse opiniones sobre una persona.
El perro "lee" instantáneamente los gestos y las expresiones faciales, por lo que descubrirá a la persona a la que no le gusta. El animal tampoco sentirá simpatía por él.
Con el miedo es un poco más complicado: si el perro es propenso a la dominancia, intentará asustar aún más a la persona.
A veces ni siquiera nos damos cuenta de lo fuertes que pueden ser los olores que estamos acostumbrados a utilizar. Por ejemplo, los animales pueden tener una actitud negativa hacia los vendedores de productos químicos domésticos, ya que su ropa y su pelo tienen un aroma específico.
Por la misma razón, a un perro puede no gustarle los carteros: a los perros no les gusta el olor de la tinta de imprenta con la que entran en contacto.
Para los perros, alzar la voz es señal de agresión y dominio. Si en su presencia alguien comienza a hablar en voz alta, a reír o a gritar, entonces el perro puede "expresar insatisfacción".