Los gatos generalmente se consideran criaturas distantes que tienen dificultades para establecer contacto con los humanos.
Este comportamiento del ronroneo suele descifrarse de la siguiente manera: “A los peludos no les gusta la gente. Esto significa que el gato no es capaz de apegarse verdaderamente a su dueño y amarlo”.
¿Pero es correcta esta conclusión?
Buenas noticias para los dueños de peludos: la creencia generalizada de que una mascota no puede formar un vínculo con su dueño no es más que un mito.
Resulta que las personas con las que vive son muy importantes para un animal que maúlla.
Hay una respuesta muy sencilla a esta pregunta: “Sí, se está formando”.
Los ronroneos, a diferencia de los perros, muestran su cariño con moderación. Pero el último todavía existe.
Resulta que un gato bien puede enamorarse de su dueño. Además, esto es lo que ocurre con mayor frecuencia.
Los peludos se acostumbran rápidamente a los humanos y, con el tiempo, comienzan a considerarlos un miembro de su "familia".
Es cierto que el gato no mostrará su amor de manera demasiado emocional: no se reunirá en el pasillo ni saltará de alegría.
Los amigos de cuatro patas que maúllan solo necesitan hacer esto: acercarse al dueño, ronronear, frotarse la cabeza y alejarse.