No se debe suponer que el gato está dañando deliberadamente el medio ambiente de la casa, impulsado por motivos personales.
El comportamiento animal suele estar guiado por instintos naturales.
Por lo tanto, antes de tomar medidas para combatir este tipo de "vandalismo", es necesario comprender las razones de su aparición.
Un gato, incluso estando domesticado, sigue siendo un depredador. Su herramienta de trabajo, es decir, sus garras, están en constante crecimiento. Periódicamente es necesario molerlos para que no interfieran con la marcha y no se claven en las almohadillas de las patas.
En la naturaleza, los gatos utilizan los árboles para este fin, mientras que en un apartamento no tienen muchas opciones.
Cuando las mascotas rompen muebles o papel tapiz, realizan simultáneamente ejercicios gimnásticos para estirar y entrenar músculos, ligamentos y articulaciones.
Los gatos tienen glándulas en las almohadillas de las patas que secretan una secreción olorosa. Gracias a ello, en las superficies rayadas no sólo quedan huellas visuales de garras, sino también marcas de feromonas aromáticas que advierten a otros animales de la presencia del dueño.
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