A pesar de que las notas altas y estridentes de la voz de un gatito a veces pueden enfurecerte, de hecho, siempre hay una razón para el maullido de un bebé.
Para empezar, los gatitos cuya edad es inferior a 10-12 semanas no pueden prescindir de su madre. Utilizan maullidos para expresar sus necesidades.
Así, la tarea del dueño es intentar comprender qué quiere el gatito escuchando sus maullidos y observando su comportamiento.
Un gatito de menos de un mes debe comer de 7 a 10 veces al día y además necesita contacto físico y calor. Además de todo, los más pequeños necesitan un masaje en la barriga después de cada comida.
Cuando un gatito necesita algo de esta lista, comienza a maullar para pedir ayuda.
Un gatito de 1 a 2 meses ya no necesita masajes abdominales regulares y su alimentación se reduce a 6-7 veces al día. Pero ahora comienza a explorar activamente el mundo que lo rodea y a exigir atención.
La madre gata sigue satisfaciendo todas sus necesidades, y sólo a partir de los tres meses el gatito se vuelve más independiente y puede trasladarse a un nuevo hogar.
De ahí la conclusión: si es posible, intenta no separar al gatito de su madre hasta que tenga tres meses.
Al mudarse a un nuevo hogar, un gatito puede estresarse y maullar en busca de su madre y sus hermanos. Es importante ayudarle a adaptarse a nuevos entornos, olores y personas.
Para ello, deberás darle la misma comida y comprarle la arena que usaba en su anterior hogar. No debes forzar los juegos y el cariño si el gatito tiene miedo, sino darle la oportunidad de explorar libremente nuevos territorios.
Es importante recordar que un gatito en crecimiento necesita mucha comida y si no obtiene la suficiente seguirá maullando.
Otro motivo de maullidos continuos es una bandeja sucia: así es como la mascota recuerda al dueño la necesidad de cambiar la arena.
Por último, un “maullido” prolongado puede estar provocado por una enfermedad, por lo que consultar a un especialista nunca está de más.
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