Si a un gato no le importa e incluso mira voluntariamente el plato de un perro para comer algo, no se debe fomentar ese comportamiento.
Si su mascota come comida para perros una o dos veces, no le ocurrirá ningún daño. Pero cuando la comida se convierte en una dieta permanente, las consecuencias no se pueden evitar.
Los expertos explicaron por qué los alimentos para mascotas se producen por separado para gatos y por separado para perros.
En general, la dieta de un gato debe estar compuesta por proteínas y grasas de origen animal.
En los perros este proceso se organiza de forma algo diferente, pues además de carne, también comen con gusto verduras, sintiendo cierta necesidad por ellas.
La comida para perros no contiene más del 26% de proteínas. La comida seca para gatos contiene entre un 30% y un 34% de proteínas y la carne enlatada contiene entre un 40% y un 50%.
El cuerpo del gato no puede producir taurina, por lo que los fabricantes de alimentos la añaden a sus alimentos. Con una deficiencia severa, los animales comienzan a tener problemas con el corazón, la visión y la digestión.
El cuerpo tampoco produce ácido araquidónico y su falta provoca problemas de hígado, riñones y piel.
Las vitaminas A y B3 también son importantes para los gatos.
No debemos olvidar que la alimentación animal se elabora teniendo en cuenta las características de la edad. En este sentido, la comida para perros no beneficiará al organismo de un gato anciano.
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