Muchos están seguros de que un gato y un perro son enemigos jurados que no pueden vivir en paz en el mismo apartamento. Pero esto no es del todo cierto.
La cuestión es que cada una de las mascotas tiene su propio patrón de comportamiento.
Por ejemplo, los perros son más activos y enérgicos, mientras que a los gatos les gusta mantener la distancia y tener límites en su espacio personal.
Por eso, es importante tener en cuenta estas reglas si decides tener un perro y un gato en tu casa. Además, las mascotas pueden hacerse amigas.
Sólo hay que tener paciencia y esforzarse un poco.
Antes de traer una nueva mascota a su casa, debe asignarle un espacio separado. Es aconsejable procurar que los comederos de los animales estén a distintos niveles.
Si es posible, debes tomar las cosas de una mascota y ponerlas al lado de la otra. Esto les ayudará a acostumbrarse al olor del otro.
Cuando traes un transportín con un nuevo amigo de cuatro patas, a la mascota mayor se le debe permitir olerlo primero antes de abrirlo.
Si el olfateo en el transportín tuvo éxito, puedes dejar que el gatito o el cachorro lo huela suavemente para mostrarlo desde tus manos.
En cuanto el gato y el perro se encuentran en el mismo espacio abierto, es necesario prestarles la misma atención para que no aparezcan los celos. Por ejemplo, cuando acaricias a un gato, puedes llamar al perro al mismo tiempo y tratarlo con algo.
A continuación, hay que recordar que el tono de voz es importante en el proceso de crianza de los animales. Si un perro le ladra a un gato o intenta ofenderlo, debes responder con un tono severo. Pero si las mascotas juegan entre sí, se sientan tranquilamente una al lado de la otra, entonces es necesario elogiarlas, acariciarlas o recompensarlas con una golosina.
Anteriormente hablamos de si las mascotas pueden sentir amor.