Un perro también tiene carácter, temperamento y estado de ánimo, que pueden cambiar según las circunstancias.
Por tanto, para evitar conductas agresivas es necesario conocer los motivos que pueden provocar ataques de ira en un animal. No es difícil recordarlos.
No todos los perros pueden perdonar a una persona por sus debilidades. Algunas cosas dependen de la raza, pero en la mayoría de los casos la culpa la tiene la persona o las circunstancias.
Para los perros, una persona borracha se vuelve impredecible.
A los animales les resulta difícil interpretar los gestos de un dueño borracho, las peculiaridades de su andar, y aún más difícil a los perros tolerar el olor a alcohol.
En este estado, es mejor mantenerse alejado incluso de su mascota, y mucho menos de un perro desconocido.
Los niños pequeños pueden causar dolor o malestar al perro mientras juegan. Pueden tirar de la cola del perro, abrazarlo o intentar incluirlo en sus juegos.
Para un animal, esto significa estrés e intentos de dominación.
No, a los perros no les desagradan los ciclistas. Les tienen abiertamente miedo y, por lo tanto, prefieren atacar primero que convertirse ellos mismos en víctimas de un ataque.
Recuerde el sentido hipersensible del olfato de los perros y luego piense en qué olor podría no gustarle a un animal: la tinta de imprenta y el papel que llena la bolsa de un trabajador postal.
Por eso los animales suelen atacar a las personas que reparten cartas y revistas.
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