Un perro y un gato pueden vivir pacíficamente en el mismo territorio, pero el dueño se verá obligado a participar en ello.
Es importante comprender que estos animales tienen temperamentos opuestos: los perros son animales de carga y los gatos son solitarios.
Para que se hagan amigos, los dueños deberán tener paciencia y evitar gritar o castigar de otro modo a sus mascotas.
Es muy importante prestar atención a la relación entre un gato y un perro; es mejor hacerlo a la edad de 2 a 4 meses.
Es mejor que se conozcan a una edad temprana, así se acostumbrarán mejor y se convertirán en compañeros.
En cuanto a los adultos, un perro grande suele ser amigable con los gatitos, mientras que un gatito puede tener miedo de un perro grande.
Es importante que los animales se acostumbren a los olores de los demás. Antes de que el perro te conozca, puedes oler feromonas con olor a gato.
Cada animal necesita áreas separadas para dormir y comer. Es mejor alimentar al perro primero.