Muchas personas se sienten felices cuando un gato comienza a frotarse contra sus piernas.
Algunos concluyen que en tal situación el animal demuestra deseo de interactuar.
Parecería que esto atestigua el gran amor del peludo por su dueño.
Pero no es tan simple. Resulta que los gatos se frotan las patas no porque quieran entrar en contacto con los humanos.
El peludo amigo de cuatro patas se frota las piernas con un simple objetivo: dejar su olor en la persona.
Es decir, la mascota “marca” a su dueño porque lo considera de su “propiedad”.
En cierto sentido, sí. Al dejar su olor en una persona, un gato demuestra su afecto.
La mascota demuestra que confía en su dueño y se siente segura con él.
Un gato que se frota las patas no necesita necesariamente que lo acaricien, lo carguen o lo alimenten: lo más probable es que el animal no lo pida.
Sin embargo, estas acciones se pueden realizar: el cariño y el cuidado nunca son superfluos.