Al elegir una mascota, una persona se centra principalmente en la raza, pero, según la creencia popular, el color del animal juega un papel importante.
Un gato blanco, según la creencia popular, trae cambios positivos al hogar.
El color blanco se ha asociado con la energía positiva desde la antigüedad. Bondad, pureza, inocencia: todo esto está estrechamente relacionado con este color.
Si tocamos la cosmovisión no solo de los eslavos, muchos pueblos tenían una opinión similar. En la Antigua Grecia, un gato blanco era un talismán y un auténtico amuleto para el hogar.
Se cree que la mascota protege el hogar del mal, recibiendo el golpe sobre sí misma.
Además, un gato blanco ayuda a establecer la armonía en el hogar, mejorar las relaciones entre los seres queridos y también tiene un efecto beneficioso sobre el bienestar de los dueños.