Muchas personas que recientemente se han convertido en dueños de un perro están atormentadas por dudas: ¿vale la pena comprar un collar para un cachorro u optar por un arnés?
Los dueños de perros sin experiencia creen que un collar puede pellizcar accidentalmente el cuello de una mascota y provocar asfixia.
Partiendo de esta suposición, los dueños de cachorros compran arneses para sus mascotas, lo cual es fundamentalmente erróneo.
El hecho es que el bebé crece rápidamente y en este momento su esqueleto se está formando activamente.
Si la carga no se distribuye correctamente, lo que ocurre especialmente con los cachorros activos, el uso de un arnés provocará una torsión de los codos y una formación incorrecta de la columna.
Se debe utilizar un arnés para caminar cuando el perro ya haya crecido: para razas pequeñas, entre 6 y 10 meses, para razas grandes, entre 1,5 y 2 años.
Al utilizar un arnés bien ajustado, la carga se transferirá al pecho de la mascota, aliviando la columna.
Y será más fácil y cómodo agarrar al perro si es necesario (por ejemplo, para protegerlo de un contacto no deseado con otros animales) por el arnés que por el collar.