Muchas personas aprenden sobre las reglas de comunicación con los gatos solo unos años después de que una mascota se instala en la casa. Pero no deberían violarse.
Esta obligación se explica de forma muy sencilla. El cumplimiento de estas normas tácitas hará que la relación entre la mascota y el dueño sea cómoda y armoniosa.
Hay tres reglas importantes en total.
Detrás del carácter independiente del gato se esconde una criatura bastante tímida que teme a los sonidos fuertes, a los movimientos bruscos, a los extraños y a otras cosas tan sencillas como una aspiradora.
Es recomendable acostumbrar al gato al hecho de que puede haber extraños en la casa que ni siquiera tienen la intención de invadir su espacio y territorio personal.
Si el dueño no lo especifica, el gato encontrará un lugar para sí mismo. Ella elegirá un lugar que cumpla con los parámetros básicos de seguridad para gatos. Podría ser una caja normal o quizás un estante con prendas de lana.
Hay gestos básicos con los que una mascota deja claro que está irritada e insatisfecha. Se trata de orejas aplanadas, una cola que se mueve y un pelaje erizado. Lo más probable es que algo haya asustado al gato o incluso que algo le duela. No es necesario en absoluto tomar al animal en brazos en esos momentos, pero sí hay que intentar calmarlo.
En tales condiciones, la mascota se sentirá imbuida de respeto por su dueño y podrá dejar de comportarse mal.