Ser dueño de un gato no sólo es una gran alegría, sino también mucho trabajo.
Piénsalo bien antes de tener un gato, porque necesitarás mucha paciencia.
En primer lugar, la lana. Por mucho que lo intentes, no podrás deshacerte por completo del vello de tu casa y de tu ropa.
En segundo lugar, rayones. Inevitablemente no sólo estarán en el papel pintado y los muebles, sino también en tus manos.
En tercer lugar, tus estanterías estarán vacías, porque el gato tirará todo lo que esté en mal estado.
Y ese es el mejor de los casos. Algunos gatos tienen la costumbre de hacer un completo desastre en la casa.
En cuarto lugar, tendrás que acostumbrarte a que de vez en cuando el gato te meta el trasero en la cara. No será posible destetar a tu mascota de esto.
En quinto lugar, experimentarás una falta crónica de sueño, porque el gato te despertará a las 5 de la mañana.
Además, nunca podrás estar solo contigo mismo, ni siquiera en el baño: el gato correrá allí, maullando y arañando la puerta.