Muchos dueños de gatos utilizan pollo como alimento, ya que es un producto dietético rico en proteínas y además bastante económico.
Sin embargo, los veterinarios desaconsejan encarecidamente alimentar a los gatos con pollo. Expliquemos por qué.
En primer lugar, no debes darle pollo a tu gato porque los huesos pueden dañar los intestinos de la mascota;
Y la piel de pollo, por su alto contenido en grasas, puede provocar problemas no solo en el estómago y los intestinos, sino también en la vesícula biliar, el páncreas y el hígado.
Por supuesto, puedes darle a tu gato carne de pollo sin huesos ni piel, pero también es una mala decisión.
El caso es que la carne de pollo, considerada un producto hipoalergénico, provoca cada vez más reacciones alérgicas en los animales.
Si un gato es propenso a sufrir alergias, no solo está prohibida la carne de pollo, sino también los alimentos a base de ella.