Como sabe todo aquel que tiene al menos una flor de interior, las plantas pueden albergar plagas o desarrollar procesos de putrefacción.
¿Cómo afrontar estos problemas?
Resulta que la basura más común... ¡puede ayudar en tales situaciones! Bueno, ¿de qué otra manera se pueden llamar las cáscaras de cebolla, que generalmente se envían al contenedor de basura?
Más precisamente, no es la limpieza en sí la que se debe utilizar para proteger las plantas de interior, sino la decocción preparada a partir de ellas.
Trate de no tirar la piel extraída de los bulbos durante varios meses para acumular suficiente materia prima necesaria.
Necesitará aproximadamente dos tercios de un frasco de un litro de piel de cebolla.
Vierta agua hirviendo sobre la limpieza y cierre la tapa, después de lo cual podrá olvidarse fácilmente de ella durante 12 largas horas. La tapa no se puede abrir durante este tiempo.
Lo más conveniente es iniciar el proceso de preparación del producto por la noche, para que por la mañana todo esté listo.
Pasado el tiempo indicado, cuela el líquido del frasco a través de una gasa y viértelo en un recipiente grande para poder diluirlo con agua.
La proporción es una parte de caldo de cebolla y dos partes de agua.
Eso es todo: puede utilizar la composición de forma segura para regar las plantas desde las raíces o rociarlas.
Como resultado, podrá proteger sus flores de la pudrición de las raíces y de una variedad de plagas.
La eficacia del método se debe a la composición de las cáscaras de cebolla, que contienen fitoncidas.
Se trata de sustancias biológicamente activas que previenen el crecimiento y desarrollo de microorganismos nocivos.
Por tanto, un producto a base de cáscaras de cebolla sirve como prevención de enfermedades fúngicas y bacterianas para plantas y plántulas de interior.