El proceso de floración de las dalias sólo puede verse interrumpido por la primera helada.
Pero también sucede que el jardinero no tiene ninguna posibilidad de ver los cogollos. Todo se debe a errores en la atención.
A las dalias les gustan los macizos de flores brillantes y soleados. Incluso una sombra ligera puede hacer que los arbustos se desarrollen mal y retrasen su crecimiento.
Para corregir la situación, es necesario inspeccionar cuidadosamente el jardín de flores para eliminar las malas hierbas y realizar una poda formativa de los arbustos que rodean las dalias.
Pero replantar arbustos adultos es una idea que es mejor abandonar, ya que la planta puede experimentar un estrés severo debido a daños en las raíces.
Las dalias no toleran la sequía, por lo que tu tarea es mantener el suelo moderadamente húmedo.
A la hora de regar, es importante mantener un equilibrio: la tierra no debe secarse, pero tampoco se deben regar en exceso las plantas. En ausencia de lluvia, riegue las dalias cada 3-4 días y, en condiciones de calor extremo, diariamente. Por cada arbusto, se gastan aproximadamente 5 litros de agua, que se deben verter debajo de la raíz.
Solo las dalias enanas y de bajo crecimiento no necesitan ayuda: ya formarán exuberantes arbustos sembrados de cogollos.
Pero para las variedades de dalias altas y medianas, necesitarás pellizcos, durante los cuales el jardinero acorta la parte superior de las plantas.
Por lo general, el primer pellizco se realiza cuando aparecen 4-5 pares de hojas verdaderas en la planta. Para ello, retira la parte superior del tallo con los dedos o con unas tijeras desinfectadas. Después de este procedimiento, la dalia comienza a formar activamente brotes laterales, lo que conduce a un aumento en la cantidad de brotes.