A muchos residentes de verano les gusta cultivar fresas en sus parcelas.
¿Cómo podría ser de otra manera, si la planta produce algunas de las bayas más jugosas, deliciosas y aromáticas?
Pero sucede que la cosecha resulta escasa y sin sabor. Podría haber varias razones para esto.
Como dicen los jardineros experimentados, para obtener una cosecha buena y constante, es necesario brindarles a las fresas el cuidado adecuado.
Si hablamos de alimentación, la planta necesita nitrógeno (crecimiento de hojas y tallos).
También son necesarios el fósforo (aumenta el número y el tamaño de las bayas) y el potasio (mejora el sabor, hace que las bayas sean más jugosas).
Los jardineros experimentados aconsejan utilizar fertilizantes orgánicos y minerales junto con algunos remedios populares.
Puedes hacer una mezcla de compost/humus, ceniza de madera y fertilizantes nitrogenados.
El primer componente enriquece el suelo con nutrientes y mejora su estructura.
El segundo aporta a la planta potasio y fósforo, lo que tiene un efecto positivo en el sabor de las bayas.
Los fertilizantes que contienen nitrógeno, como el sulfato de amonio, estimulan el crecimiento de la masa verde.
En cuanto a las proporciones, añadimos 5-6 kilos de compost, 100 a 150 gramos de ceniza y 20-30 gramos de abono nitrogenado por cada metro cuadrado de huerto de fresas.
Alimentamos antes del inicio de la temporada de crecimiento, a principios de la primavera.
Distribuimos la mezcla uniformemente sobre el suelo.
Excave con cuidado la capa superior del suelo para asegurar una mejor absorción de los fertilizantes.
Luego regamos el lecho: el fertilizante se disolverá más rápido y, en consecuencia, llegará más rápido a las raíces de la fresa.
Regamos en primavera, especialmente durante el periodo de floración y formación de bayas.
Recuerde: la falta de humedad en las fresas puede resultar en una mala cosecha con bayas pequeñas y ácidas.
Se recomienda regar una vez por semana, pero más a menudo durante la sequía. Es necesario comprobar el suelo: debe estar húmedo.