El laboreo otoñal en invernadero es una etapa clave en la preparación para la nueva temporada de verano.
La excavación adecuada del suelo es la clave para una excelente cosecha y plantas sanas el próximo año.
Anastasia Kovrizhnykh, experta de la publicación en línea BelNovosti, agrónoma y paisajista, compartió información importante al respecto.
La excavación del suelo en otoño tiene un efecto beneficioso sobre su estructura. El suelo excavado en el otoño se satura de oxígeno y se vuelve más suelto y flexible.
Los procesos naturales que ocurren en invierno ayudan a mejorar la calidad del suelo. Las heladas destruyen las plagas y sus larvas que permanecen en el suelo después de la cosecha.
Antes de comenzar a trabajar, se debe limpiar el invernadero de restos de plantas. La eliminación de tallos, raíces y hojas viejas previene el desarrollo de enfermedades y plagas.
La aplicación de fertilizantes orgánicos se produce inmediatamente antes de excavar el suelo.
Existen varios métodos de cultivo de la tierra. La excavación profunda es adecuada para suelos pesados; su profundidad es de 25 a 30 cm.
El aflojamiento de la superficie se utiliza en suelos ligeros; basta con tratar la capa superior a una profundidad de 15-20 cm.
La excavación se realiza con una pala o un tenedor de jardín. La tierra se remueve en capas, rompiendo grandes terrones.
Es importante mantener la estructura grumosa del suelo, lo que proporciona una mejor aireación y retención de humedad.
Hay situaciones en las que es mejor negarse a excavar. En suelos arenosos es suficiente aflojar la superficie.
Cuando se utiliza tecnología agrícola natural, la labranza profunda puede alterar los procesos naturales.
Una vez excavado el suelo, es recomendable cubrir su superficie con una capa de mantillo.
Esto ayudará a proteger el suelo de la congelación, retendrá la humedad y evitará el crecimiento no deseado de plantas. Se puede utilizar turba, aserrín o paja como material de cobertura.
El momento óptimo para desenterrar un invernadero es después de la última cosecha.
La temperatura del aire debe ser positiva, el suelo debe estar suficientemente húmedo, pero no mojado. Normalmente, estas condiciones ocurren entre mediados y finales del otoño.