La ceniza es popular entre los residentes de verano de todas las edades, ya que es uno de los fertilizantes orgánicos más eficaces y al mismo tiempo asequibles.
Pero, a pesar de todas las cualidades beneficiosas inherentes a la ceniza, no se puede utilizar en todas partes: para algunos cultivos, la ceniza de madera es un veneno.
No conviene utilizar ceniza como fertilizante para cultivos de huerta como sandías, rábanos y acedera. A estas plantas les gusta el suelo ácido y el uso de cenizas puede dañarlas gravemente.
Si decide utilizar ceniza de madera en su jardín de flores, tenga en cuenta que los rododendros, hortensias, azaleas, brezos, helechos, lirios de los valles y otras plantas ornamentales, que pertenecen al grupo acidophilus y crecen mejor en suelos ácidos, no toleran fertilizar con ceniza.
Ahora que estás convencido de que la planta que has elegido abonar con ceniza no se encuentra entre las enumeradas, vale la pena hablar de los errores que a veces cometen los jardineros y jardineros.
En primer lugar, asegúrese de almacenar las cenizas correctamente: el lugar adecuado para ellas es, en primer lugar, seco; debido al exceso de humedad, pueden perder sus propiedades.
En segundo lugar, evite mezclar cenizas con otros fertilizantes orgánicos (estiércol, excrementos de pájaros, etc.) ya que esto puede reducir su contenido en nitrógeno.
En tercer lugar, no agregue cenizas junto con superfosfato o dolomita: a las plantas les resultará difícil absorber el fósforo y la acidez del suelo cambiará excesivamente, lo que también dañará los cultivos.