Muchos residentes de verano han tenido que lidiar más de una vez con problemas al almacenar remolachas: debido a errores cometidos en el proceso, los tubérculos se echaron a perder y, en lugar de comer vegetales de su jardín, tuvieron que comprarlos en la tienda.
Por lo tanto, si desea prolongar la frescura y la calidad de la remolacha por un período máximo, debe comprender los principios y métodos básicos de almacenamiento de este tubérculo.
Al manipular remolachas, se debe tener mucho cuidado para protegerlas de daños mecánicos.
Está prohibido ser brusco al retirar la tierra de los tubérculos o someter el cultivo a un transporte descuidado. El daño a la cáscara y la pulpa de la remolacha hace que entren microorganismos patógenos y los cultivos de raíces eventualmente se pudrirán y quedarán inutilizables durante el almacenamiento.
En la habitación donde se almacenan las remolachas, lo ideal es que el nivel de humedad no supere el 90%, por lo que debe controlar constantemente y, si es necesario, ajustar el microclima de la bodega.
Si nota que la humedad en la habitación no es lo suficientemente alta, deje aquí 2-3 recipientes llenos de agua.
Por el contrario, en caso de exceso de humedad, tener cuidado de reducir su concentración.
Para reducir la humedad, coloque recipientes con sal en su lugar de almacenamiento, que absorben bien la humedad. Y asegúrese de tomarse el tiempo para ventilar la habitación; este paso no solo reducirá el nivel de humedad, sino que también evitará la formación de moho y la aparición de microorganismos dañinos en el sótano.