En la primera quincena de agosto, un residente de verano que cultiva tomates debe tratar la planta de cierta manera.
Estamos hablando de fumigación.
Los cultivos de jardín deben rociarse con gotas del producto, cuya preparación no es difícil.
El resultado del procedimiento será una importante mejora en la calidad de la futura cosecha: los frutos se distinguirán por su dulzura y su increíble jugosidad.
Se conseguirá otro efecto positivo: será posible prolongar la fructificación de los tomates. Las verduras se pueden cosechar hasta la aparición de las heladas.
En la primera mitad del último mes de verano, el boro tendrá un efecto muy bueno en la planta.
Por tanto, es necesario preparar un producto que contenga este microelemento.
La solución es muy sencilla de preparar: añade 5 gramos de ácido bórico a 10 litros de agua caliente.
Se debe mezclar bien el contenido del recipiente. Cuando la solución se haya enfriado, se debe verter parcialmente en una botella con atomizador.
El siguiente paso es rociar los arbustos de tomate con el producto resultante.
Si el jardinero logra hacer esto antes del 15 de agosto, las posibilidades de una cosecha de tomates de alta calidad serán muy altas.