No todos los residentes de verano, ni todas las estaciones, logran cultivar una rica cosecha de sandías y melones en sus parterres.
Además, ante la falta de experiencia, existe el riesgo de que los melones se recojan antes de lo previsto o, por el contrario, queden rancios y empiecen a pudrirse.
Averigüemos qué señales indican que los melones y las sandías no están maduros.
Incluso un jardinero novato puede determinar la madurez de un melón.
Primero, el melón cambia de color de verde a amarillo.
En segundo lugar, aparece un aroma pronunciado.
En tercer lugar, el tallo se seca.
Pero incluso si tuvieras que recoger un melón verde, después de estar un rato en casa, volverá a la normalidad.
Con una baya grande todo es más complicado. No cambia de color a medida que madura, no tiene un aroma pronunciado y una cola seca no siempre es señal de fruta madura.
1. Es mejor prestar atención a la mancha de tierra. Aquí es donde yace la sandía en el suelo. Si se pone amarilla, llévate la baya a casa.
2. Preste atención al patrón de la corteza; debe quedar claro, aunque mucho depende de la variedad. Y en caso de duda, otra señal ayudará: la aparición de una capa cerosa.
3. Antes de coger una sandía, no está de más darle unas palmaditas, como a la hora de comprarla. Debe sonar el maduro.
4. Y al final será posible comprobar el estado del zarcillo y del tallo.
Lo principal que hay que recordar es que una sandía, a diferencia de un melón, no madurará ni se volverá más sabrosa, sin importar cuánto tiempo permanezca en casa.