Las zanahorias son una de las hortalizas más populares en los jardines, pero para cultivarlas con éxito es necesario saber dónde no plantarlas.
La elección incorrecta de la ubicación puede provocar malas cosechas, enfermedades y otros problemas.
Uno de los factores clave para el cultivo exitoso de zanahorias es mantener la rotación de cultivos.
No se recomienda plantar zanahorias en áreas donde anteriormente se cultivaban otros cultivos generales como eneldo, perejil y apio.
Estas plantas agotan el suelo, extrayendo los mismos nutrientes que las zanahorias, lo que reduce la calidad y cantidad de la cosecha.
Las zanahorias prefieren suelos ligeros y sueltos con buen drenaje.
El suelo arcilloso pesado interfiere con el desarrollo normal de los cultivos de raíces, haciéndolos cortos y torcidos.
Además, el suelo arcilloso es propenso a tener agua estancada, lo que puede provocar la pudrición de las raíces.
Por ello, es importante elegir zonas con suelo arenoso o franco arenoso que proporcionen buena ventilación y drenaje.
Las zanahorias no toleran el encharcamiento, por lo que no se recomienda plantar en zonas con mucha humedad.
La humedad promueve el desarrollo de enfermedades fúngicas y la pudrición de los cultivos de raíces. Las zonas donde a menudo se acumula agua después de la lluvia o el riego no son adecuadas para las zanahorias.
Elija lugares con buena permeabilidad o cree sistemas de drenaje artificiales para evitar el agua estancada.
Aunque las zanahorias requieren nutrientes, demasiado fertilizante orgánico puede afectar negativamente al rendimiento.
En particular, el estiércol fresco provoca la ramificación de las raíces y su deformación.
Es mejor utilizar abono podrido o fertilizantes minerales con moderación para evitar estos problemas.
Las zanahorias necesitan suficiente luz solar para crecer adecuadamente.
Plantar a la sombra provoca el alargamiento de las copas en detrimento del desarrollo de los tubérculos.
Como resultado, la cosecha es pequeña y menos sabrosa. Por ello, elige zonas bien iluminadas donde las zanahorias puedan recibir la cantidad de luz necesaria a lo largo del día.
Las zanahorias prefieren suelos con una reacción neutra o ligeramente ácida.
La alta acidez del suelo impide que la planta absorba los nutrientes esenciales, lo que afecta negativamente a la cosecha.
Antes de plantar, se recomienda realizar un análisis del suelo y, si es necesario, encalar la zona para reducir la acidez.
Los suelos salinos crean condiciones estresantes para las plantas, impidiendo su normal desarrollo.
Las zanahorias crecen mal en esas zonas; las raíces se vuelven duras y amargas.
Si el suelo de tu zona es propenso a la salinidad, es mejor evitar plantar zanahorias en estos lugares o tomar medidas para mejorar la estructura y calidad del suelo.
Plantar zanahorias en áreas donde ha habido brotes previos de enfermedades de las plantas como nematodos o fusarium puede provocar la infección del nuevo cultivo.
Es importante cumplir con las medidas de cuarentena y elegir lugares donde no se hayan observado tales problemas en los últimos años.
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