El ácido bórico es una excelente manera de aumentar el rendimiento del ajo.
Este producto enriquece las plantas con boro, necesario para la correcta formación y crecimiento de los bulbos.
Rociar el ajo con ácido bórico previene la deficiencia de este microelemento y ayuda a aumentar el rendimiento.
La primera pulverización de ajo con ácido bórico se realiza al comienzo de la temporada de crecimiento, cuando aparecen los primeros brotes.
En esta etapa, las plantas necesitan nutrición adicional para un crecimiento activo. La fumigación durante este período promueve el desarrollo de un sistema de raíces fuerte y hojas sanas.
Se recomienda realizar la segunda pulverización en la fase de crecimiento activo, cuando comienza la formación de bulbos.
Esto suele ocurrir a finales de mayo o principios de junio. Durante este período, el ajo es más susceptible a la deficiencia de boro y una fumigación adicional ayuda a mejorar la calidad del bulbo.
La última pulverización se realiza a mediados del verano, antes de que comience a madurar la cosecha.
Esto ayuda a mantener las plantas sanas y asegura la acumulación de sustancias esenciales en los bulbos.
Para rociar ajo, utilice una solución de ácido bórico (0,1-0,2%). Para prepararlo se diluyen 1-2 gramos de ácido en 10 litros de agua, después de diluir el polvo en agua caliente.
Es importante seguir la dosis para no sobrecargar las plantas y evitar quemaduras en las hojas.
Pulverizar por la mañana o por la noche para que la solución no se evapore rápidamente y las plantas la absorban mejor.
Usar ácido bórico para rociar ajo tiene muchos beneficios.
El boro fortalece las paredes celulares de las plantas, aumentando su resistencia a enfermedades y plagas.
El ajo tratado con ácido bórico tolera mejor condiciones estresantes como sequía o cambios bruscos de temperatura.
El ácido bórico también mejora la calidad de los cultivos. Los bulbos de ajo se vuelven más grandes, más densos y más jugosos.
Aumenta el contenido de materia seca, lo que mejora el sabor y aumenta la vida útil del producto.
La deficiencia de boro en el ajo puede reconocerse por varios signos característicos. En primer lugar, se trata de una desaceleración del crecimiento y la deformación de las hojas.
Las hojas pueden palidecer, curvarse y volverse quebradizas. Pueden aparecer manchas necróticas y úlceras en la superficie de las hojas.
La falta de boro también provoca un deterioro en la formación de los bulbos: se vuelven pequeños y se deforman.
Rociar con ácido bórico ayuda a corregir rápidamente la situación y devolver a las plantas una apariencia saludable.
Ante los primeros signos de deficiencia de boro, es necesaria una fertilización foliar para evitar un mayor deterioro de las plantas.
Para obtener un alto rendimiento de ajo, es importante no solo utilizar ácido bórico, sino también seguir otras medidas agrotécnicas.
La elección correcta del lugar de plantación, el aflojamiento oportuno del suelo, el riego y la fertilización regulares: todas estas medidas contribuyen al desarrollo saludable de las plantas.
El ajo prefiere zonas soleadas con suelo bien drenado. Antes de plantar, el suelo debe enriquecerse con fertilizantes orgánicos y aditivos minerales.
El aflojamiento regular del suelo ayuda a mejorar el acceso de oxígeno a las raíces y previene la formación de una costra en el suelo.
El riego del ajo debe ser regular, especialmente durante el período de crecimiento activo y formación de bulbos.
Sin embargo, conviene evitar el encharcamiento excesivo, que puede provocar la pudrición de las raíces.
Es importante controlar el estado de las plantas y realizar rápidamente tratamientos contra enfermedades y plagas.
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