Cultivar tomates en el suelo requiere no solo un cuidado adecuado, sino también una aplicación adecuada de fertilizantes.
Los jardineros a menudo se enfrentan a la pregunta de qué fertilizante utilizar para lograr una cosecha abundante.
La experta de la publicación en línea BelNovosti Anastasia Kovrizhnykh , agrónoma y paisajista, nos dijo qué hacer en tal situación.
La correcta selección y aplicación de fertilizantes juega un papel clave en la salud de las plantas y la calidad de los frutos.
Los tomates necesitan un suelo rico en nutrientes para un crecimiento y fructificación normales. Una deficiencia o exceso de ciertos elementos puede provocar enfermedades en las plantas, malas cosechas y pérdida del sabor de la fruta.
La adición de fertilizantes durante la siembra crea condiciones favorables para el desarrollo del sistema radicular y el fortalecimiento de las plantas jóvenes.
Los tomates necesitan nutrientes como nitrógeno, fósforo, potasio, además de oligoelementos: calcio, magnesio, hierro y zinc.
Cada uno de estos elementos juega un papel importante en diferentes etapas de crecimiento. El nitrógeno favorece el desarrollo de la masa verde, el fósforo fortalece las raíces y mejora la floración, y el potasio aumenta la resistencia de las plantas a las enfermedades y mejora la calidad de los frutos.
Para proporcionar a los tomates la nutrición necesaria, los fertilizantes orgánicos son una de las mejores soluciones. No sólo aportan a las plantas los elementos necesarios, sino que también mejoran la estructura del suelo, aumentando su fertilidad.
Entre la variedad de abonos orgánicos destacan el compost, el humus, el estiércol y la ceniza de madera.
El compost es un fertilizante universal que enriquece el suelo con humus y microorganismos beneficiosos.
El humus, formado como resultado de la descomposición de residuos vegetales y animales, es rico en nitrógeno y fósforo, lo que lo convierte en un excelente fertilizante para los tomates. El estiércol es una valiosa fuente de nitrógeno y microelementos. Pero debe estar bien podrido, de lo contrario puede provocar quemaduras en las raíces.
La ceniza de madera, que contiene potasio, calcio y oligoelementos, es beneficiosa para los tomates en pequeñas cantidades. Es mejor agregar ceniza al suelo en el otoño o unas semanas antes de plantar, para que los elementos tengan tiempo de distribuirse y absorberse uniformemente.
Los fertilizantes minerales proporcionan una forma rápida y eficaz de reponer las deficiencias de nutrientes. Están disponibles en forma de gránulos, polvos y soluciones líquidas, lo que permite elegir el formato de uso más conveniente.
Entre los fertilizantes minerales para tomates se encuentran el superfosfato, el nitrato de amonio y el sulfato de potasio.
El superfosfato es una excelente fuente de fósforo, necesario para fortalecer el sistema radicular y mejorar la floración.
Se recomienda agregarlo a los hoyos de plantación antes de plantar las plántulas. El nitrato de amonio, que contiene nitrógeno, favorece el crecimiento activo de las plantas jóvenes. Sin embargo, es importante no exceder la dosis para evitar una acumulación excesiva de nitratos en el fruto.
El sulfato de potasio aporta potasio a los tomates, lo que aumenta su resistencia a las enfermedades y mejora el sabor de la fruta.
Este fertilizante se puede utilizar tanto como fertilizante principal como como fertilizante durante la temporada de crecimiento.
Los estimulantes biológicos del crecimiento son una herramienta adicional para aumentar el rendimiento del tomate. Estimulan la formación de raíces, mejoran la germinación de las semillas y aumentan la resistencia de las plantas a condiciones estresantes.
Los preparados a base de ácidos húmicos, aminoácidos y fitohormonas son cada vez más populares entre los jardineros.
Los ácidos húmicos, obtenidos de fuentes naturales como la turba y el lignito, ayudan a mejorar la estructura del suelo y aumentan su capacidad de retención de agua. Los aminoácidos aceleran el metabolismo de las plantas, lo que tiene un efecto positivo en su crecimiento y desarrollo. Las fitohormonas, por ejemplo, las giberelinas y las citoquininas, estimulan el crecimiento celular y activan los procesos de floración y fructificación.
La fertilización adecuada al plantar tomates requiere el cumplimiento de varias reglas clave.
En primer lugar, es importante no exagerar con las dosis, para no provocar una sobrealimentación de las plantas y la acumulación de sustancias nocivas en los frutos.
En segundo lugar, los fertilizantes deben aplicarse de manera uniforme y mezclarse completamente con el suelo para que los nutrientes estén disponibles para las raíces.
Antes de plantar plántulas en los hoyos de plantación, se recomienda agregar compost o humus mezclado con una pequeña cantidad de fertilizantes minerales.
Después de plantar, las plantas deben regarse abundantemente para que las raíces puedan comenzar a absorber los nutrientes. Durante la época de crecimiento se pueden realizar abonados, alternando abonos orgánicos y minerales.
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