Cada hoja de pelargonium, amada por muchos, tiene su propia vida útil específica, después de la cual primero se vuelve amarilla y luego se seca.
Si una hoja comienza a ponerse amarilla, no queda otra opción: como no se puede devolver la vida, hay que arrancarla.
Las hojas se deben quitar con sumo cuidado.
Para realizar esta "operación" no necesita ninguna herramienta adicional; tendrá que actuar con sus propias manos.
Hay que tener en cuenta que incluso las hojas más sin vida todavía se adhieren tenazmente al tallo del geranio.
Otro apunte importante: aunque en la flor no quede ni una sola hoja verde, todas amarillas, no debes quitarlas todas de una vez. Esto puede causar un estrés grave a la planta.
En su lugar, elimine las hojas unas 3 o 4 veces por temporada.
Gracias a manipulaciones tan sencillas, el pelargonium te deleitará con una floración exuberante, porque ya no tendrá que desperdiciar su energía en hojas viejas.