Los pepinos no requieren cuidados especiales y para obtener una buena cosecha basta con regar adecuadamente y eliminar las malas hierbas.
En este caso, obtendrás frutas crujientes y sabrosas, pero el proceso de fructificación desaparecerá después de tres semanas.
Pero para prolongar la fructificación, es necesario prestar atención a algunos matices importantes.
Hablaremos de riego y fertilización.
Hasta que aparezcan flores en los arbustos, debes regar los arbustos dos veces por semana. Los arbustos en crecimiento se pueden regar una vez cada cinco días.
Una vez que aparece el ovario, el riego se vuelve más frecuente, al menos 3 veces por semana.
En cuanto a la alimentación, debemos aportar a los pepinos fósforo, potasio y microelementos. Preparamos una solución de nitrofoska: 1 cucharada por cada 10 litros de agua y le damos 500 gramos a cada arbusto.
Después de que el follaje se vuelve amarillo (que es necesario eliminar), en agosto le damos una solución de superfosfato y sulfato de calcio (1 cucharada por cubo de agua).