A veces se puede notar que un cultivo tan "prolífico" como el calabacín literalmente no quiere complacernos con una cosecha abundante.
La mayoría de las veces, la razón radica en el hecho de que no pudimos proporcionar a la planta las condiciones necesarias para una fructificación de alta calidad.
Anastasia Kovrizhnykh, experta de la publicación de la red BelNovosti, científica agrónoma y paisajista, identifica tres razones principales que influyen en este proceso.
Al calabacín le encanta que le agregues humedad con regularidad: el cultivo la necesita en cualquier etapa de desarrollo. Por lo tanto, no se olvide de los procedimientos de riego oportunos.
El calabacín no tolera temperaturas inferiores a los 15 grados, por lo que cuando hace frío, las plantas se cubren. Pero el calor sofocante tampoco beneficiará la fructificación.
Si nota que el proceso de fructificación es muy débil, entonces la razón puede estar en el hecho de que el suelo no tiene los minerales necesarios.
Por tanto, conviene “tratar” las plantas con monofosfato de potasio. Este fertilizante para el cultivo se considera el más adecuado y valioso.
No olvides que es extremadamente difícil que el calabacín se desarrolle correctamente si el suelo es ácido. Es más correcto solucionar este problema incluso antes del inicio de las actividades de siembra.
Si no tuviste tiempo para hacer esto, usa la ceniza.