Para que las rosas te deleiten con exuberantes cogollos durante toda la temporada, debes prestar especial atención a la alimentación.
Si en primavera alimentamos estas flores con nitrógeno, en julio debemos cambiar la dieta.
En primer lugar, es necesario proporcionar a estas flores fósforo y potasio, lo que permitirá acelerar el proceso de brotación y asegurar una floración exuberante.
El potasio ayuda a las rosas a sobrevivir el invierno fortaleciendo las raíces de los arbustos. Por este motivo, elegimos fertilizantes con potasio y fósforo como aderezo. También es necesario proporcionar superfosfatos a los arbustos.
Podemos alimentar a las rosas de tres formas.
Añadimos abono en abril y mayo (urea), en junio y julio (superfosfatos), y en agosto y septiembre añadimos monofosfato y superfosfato de potasio.