Las cebollas son un cultivo sin pretensiones, pero esto no significa que puedas olvidarte del cuidado de las camas.
Es importante regar las plantas, protegerlas de enfermedades y plagas, así como eliminar las malas hierbas que pueden privar a la cebolla de elementos beneficiosos del suelo.
Además, es importante abonar durante toda la temporada para conseguir una excelente cosecha. Es la cuestión del depósito de fondos adicionales la que vale la pena considerar con más detalle.
Un buen fertilizante es aquel que se aplicó a tiempo.
Pero no todos los principiantes en jardinería lo saben.
Por ejemplo, en el primer mes de verano ya no conviene aplicar fertilizantes nitrogenados. Dichos productos son adecuados en la primavera, cuando es necesario ayudar a que la planta crezca en masa verde.
Si se decidió aplicar fertilizantes NPK complejos (nitrógeno, fósforo, potasio), es mejor elegir uno con una pequeña parte de nitrógeno en la composición.
En junio, las cebollas necesitan potasio. Gracias a este elemento los frutos serán fuertes y grandes. Además, el producto es responsable de la resistencia al calor y de una excelente vida útil.
Puedes alimentar las plantaciones con monofosfato o sulfato de potasio (hasta 15-20 g/10 l).