Al día siguiente, las plantas marchitas comenzarán a transformarse.
En manos de veraneantes expertos, incluso las cosas más corrientes se convierten en oro.
Por ejemplo, al comienzo de la temporada, los jardineros compran ácido cítrico. Pero no por cuestiones culinarias. Llevan el ácido directamente al jardín, donde lo utilizan con éxito.
Gracias a este sencillo producto, los veraneantes aumentan la cosecha de pimientos, pepinos y tomates.
Tan pronto como las hojas de las plantas comienzan a curvarse o a atrofiarse, los jardineros las riegan inmediatamente con la solución.
Disuelva 1 cucharada en un balde de agua apenas tibia. l. ácido cítrico. La solución resultante se aplica a la raíz de las plantas enfermas.
La alimentación se realiza por la noche. Utilice 0,5 litros de solución por planta.
Por la mañana, las plantaciones comenzarán a cobrar vida, porque compensarán la falta de microelementos importantes. Además, el ácido cítrico protege los tomates de la pudrición apical.